La siguiente historia nos ilustra el
comportamiento que no debemos tener al recibir
el trato de nuestro semejante.
Cuentan que hace mucho tiempo, el rey de Babilonia y el rey de Arabia estaban enemistados.
El rey de Babilonia, para demostrar al
otro rey su poder, mandó construir un laberinto tan complejo que nadie pudiera escapar de él.
Y un día en el que el rey de Arabia llegó
a Babilonia de visita, y este le dijo:
– Quiero mostraros las maravillas de nuestra última construcción. Debes acceder por esta puerta y caminar por los pasillos… realmente te quedarás perplejo ante tal obra de arte…
El rey árabe, llevado por la curiosidad, entró en el laberinto y se dejó llevar por los cientos de pasillos que lo formaban. Evidentemente, se perdió. Estuvo vagando horas y horas por sus recovecos, hasta que consiguió dar con la puerta de salida.
El rey árabe no hizo ningún comentario ante el rey de Babilonia. Ni una queja. Se fue y poco después ordenó comenzar una cruenta batalla.
Las islas babilónicas quedaron arrasadas y el rey, apresado. Entonces, el rey árabe mandó atar a un camello al rey de Babilonia y lo condujo durante tres días por el desierto.
– Tú me mostraste el más bello laberinto que hiciste para mí… Nosotros tenemos un laberinto sin pasillos, sin recovecos, sin puertas de entrada y salida. Quiero que disfrutes de él tanto como disfruté yo del vuestro.
Y entonces soltó al rey de Babilonia y le dejó en mitad del desierto. Poco después murió de hambre y sed.
En esta historia vemos los comportamientos que no deben aparecer en nuestra vida:
Primero devolver mal por mal.
Al relacionarnos con personas podemos tener diferencias y recibir un trato que no es adecuado y podemos sentirnos tentados a responder de la misma manera, sin embargo, el camino no es devolver el mismo trato.
Ese no es el mensaje del evangelio que brinda libertad. Oramos para que Dios alumbre nuestro entendimiento y nos de sabiduría para aplicar lo que dice en Romanos 12:17-18
17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
El capítulo de Romanos 12 termina diciendo en el versículo 21 cuál es el camino a seguir:
21 No seas vencido de lo malo,
sino vence con el bien el mal.
El segundo comportamiento de la historia que
no debe aparecer en nuestras vidas, es la venganza, esto lo dice en Romanos 12:19
19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Oramos para que la palabra de Dios sea clara en nuestro entendimiento para que renueve la forma de pensar y se manifieste el fruto del Espíritu que son por ejemplo: paz, gozo, amor, paciencia, bondad ,fe.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros