La ley, dada a Moisés, señala nuestra incapacidad de cumplir perfectamente con los mandamientos.
Sin embargo, en Cristo, encontramos la gracia que cumple lo que la ley no podía.
La ley fue la sombra, pero la realidad y la verdad se encuentran en la gracia.
Vamos a
Hebreos 10:1
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por aquellos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
La ley era solo una sombra, una representación incompleta de lo que se cumpliría en Cristo al tomar cuerpo.
A través de la ley, Dios preparaba el camino para la revelación de Su gracia, la cual es completamente suficiente.
En Cristo, no solo encontramos la ley cumplida, sino que encontramos la gracia de Dios que nos transforma.
Surge la siguiente pregunta:
¿Estás viviendo bajo la sombra de la ley o experimentando la realidad de la gracia de Dios?
La palabra de Dios dice que por medio de la ley ningún ser humano es justificado y encontramos el propósito de la ley dada a Moisés ,esto lo encontramos en
Romanos 3:20
Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Por medio de la ley nos damos cuenta del pecado, pero no permite vivir en libertad.
¿Alguna vez has intentado cumplir con todas las reglas de la ley y te has sentido frustrado?
La ley muestra nuestra incapacidad, pero no nos deja sin esperanza. Nos dirige hacia la gracia, que es nuestra verdadera esperanza.
En el Antiguo pacto, muchas ceremonias y rituales eran solo sombras de la obra completa de Cristo, por ejemplo
el cordero que se sacrificaba, este rito se repetía cada año, pero Juan el bautista identifica a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado para siempre.
El rito de la ley no podía quitar el pecado, pero eran la sombra del sacrificio perfecto que Jesús hizo en la cruz.
Cristo es la realidad de la sombra de la ley
La gracia de Dios nos da la capacidad de cumplir su voluntad, no por nuestras obras, sino por fe, por lo que él hizo.
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.