Leamos este versículo:
El indolente ni aun asará lo que ha cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
Este versículo resalta como “haber precioso” es su diligencia, es decir que es valioso, de gran precio el ser diligente.
¿Qué es la diligencia?
La diligencia, en su esencia, es la capacidad de trabajar con esfuerzo, dedicación y esmero. Es un compromiso constante y enfocado en cumplir con nuestras responsabilidades, ya sea en nuestro trabajo, en nuestra familia o en nuestra relación personal con Dios.
La diligencia no es simplemente hacer las cosas, sino hacerlas con toda la capacidad y esmero, sin dejar nada incompleto, buscando siempre mejorar y perseverar a pesar de las dificultades.
la gratificación instantánea y la búsqueda de comodidad parecen ser el enfoque de muchos, la Biblia nos enseña que el verdadero tesoro del hombre es la diligencia. Esta es la clave para tener éxito en la vida, tanto a nivel material como espiritual.
La diligencia se manifiesta en nuestra capacidad para trabajar arduamente en lo que Dios nos ha asignado.
El versículo de Proverbios 12:27 nos dice que el perezoso no aprovecha lo que ha conseguido, mientras que el diligente sabe cómo manejar lo que tiene para obtener una rica provisión.
Si somos diligentes en lo que hacemos, no solo seremos más productivos, sino que Dios se agrada de nuestro esfuerzo y dedicación.
La diligencia no se limita al trabajo físico o material, sino que también es crucial en nuestra relación personal con Dios.
Para fortalecer en la fe, es necesario ser diligentes en orar, estudiar la Palabra de Dios y congregarnos.
En nuestras relaciones personales, la diligencia se traduce en compromiso y esfuerzo constante para amar, perdonar y cuidar a los demás.
el ser diligente en las relaciones requiere paciencia, bondad, mansedumbre y amor.
Oramos para ser diligentes en todo lo que hagamos, sabiendo que nuestro trabajo no es en vano y que, al final, nuestra recompensa viene de Él. ¡Que el Señor nos ayude a ser diligentes en cada área de nuestras vidas!
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.