Oramos que sea revelada a nuestra vida, para levantarnos cada mañana en la fuerza que Dios nos da, vamos a leer:
Isaías 49:15
“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.”
Todos pasamos por momentos donde sentimos soledad, abandono o que Dios está en silencio.
Tal vez oramos, buscamos, lloramos… y pareciera que no hay respuesta. En medio de esas circunstancias, Isaías 49:15 nos revela que:
Dios no se olvida de nosotros.
Es maravilloso, hermoso, reconfortante conocer, que Dios nos tiene presente y está atento a cada detalle de nuestra vida por insignificante que nos parezca
El versículo inicia:
“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz?”
El profeta Isaías usa la imagen de una madre con su bebé. La relación entre una madre y su hijo es una de las más fuertes y tiernas que existen.
Una madre protege, cuida, alimenta, y sufre con su hijo. En condiciones normales, es casi imposible que una madre se olvide de su hijo.
Regresemos al versículo:
“Aunque olvide ella…”
Sin embargo, los seres humanos fallan.
Aún, una madre puede abandonar o rechazar a su hijo por dolor, traumas o situaciones extremas. Esto muestra que el amor humano, aunque fuerte, tiene límites.
Y continua Dios diciendo por medios del profeta Isaías
“Yo nunca me olvidaré de ti.”
Es decir que:
- Dios no se cansa.
- Dios no se rinde.
- Dios no se va.
- Dios no olvida.
- Dios no deja de existir
Aunque todo y todos fallen, Dios permanece fiel.
Él no se olvida de nosotros cuando fallamos, ni cuando caemos, ni cuando dudamos, ni cuando tenemos los logros.
Dios siempre está pendiente de cada detalle de nuestras vidas, Dios nos ama, con amor eterno.
Este versículo nos revela que Dios es un Padre lleno de compasión
- No es indiferente a nuestro dolor, ni a nuestras dificultades, Él se compadece
- No estamos huérfanos, tenemos a nuestro Padre Eterno, nunca se olvida de nosotros.
¡cada día Somos recordados, amados y sostenidos por Dios!
Este versículo nos dice que somos de gran valor, de gran estima. No por lo que hacemos, sino por lo que somos para Dios, su pueblo amado.
Aún si los más cercanos nos fallan, Dios no lo hará.
No importa la situación que pueda estar presente; Dios no miente, nos ama y debemos tener presente su promesa:
“¡!!!nunca se olvidará de ninguno de nosotros!!! “
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.