LA UNIDAD DEL ESPÍRITU

Efesios 4:4

un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

Oramos para que Dios revele sobre la unidad en el cuerpo de Cristo.

La palabra revela que hay un solo cuerpo y un solo Espíritu.

 Esto significa que, a pesar de nuestras diferencias de trasfondo, cultura o personalidad, todos los que creemos en Cristo somos parte de un solo cuerpo, la Iglesia del Dios Vivo.

Esta unidad no se basa en nuestros esfuerzos humanos o en nuestra capacidad para reconciliarnos, sino en la obra del Espíritu Santo.

Pablo continúa diciendo que fuimos llamados a una sola esperanza.

 Esta esperanza es el fundamento de nuestra fe:

la esperanza de la vida eterna, la esperanza de la restauración completa en él.

Como creyentes, nuestra identidad está arraigada en esta esperanza compartida. Estamos unidos en nuestro propósito común de seguir a Cristo y glorificarlo en todo lo que hacemos.

Esta unidad no solo nos une en nuestra fe, sino que también nos impulsa a vivir vidas que reflejen la esperanza que tenemos en él.

Nuestra unidad es un testimonio de la verdad transformadora del evangelio y nos capacita para cumplir la misión que Dios nos ha encomendado. En un mundo dividido por el odio, la discordia y la envidia, la Iglesia tiene la oportunidad de ser un faro de esperanza y reconciliación, demostrando la unidad que solo puede venir de Dios.

Entonces, ¿Cómo podemos vivir en la realidad de esta unidad del Espíritu?

Primero, cultivemos una actitud de humildad y amor hacia nuestros hermanos en la fe, reconociendo nuestra dependencia mutua en él.

Segundo, busquemos activamente la reconciliación y la unidad en nuestras relaciones, como dice la palabra:” el fuerte debe sostener al débil”

Tercero, mantengamos nuestra esperanza centrada en Cristo, recordando que nuestra unidad está fundamentada en él y en su obra redentora en la cruz.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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