Seguimos con
- Pueblo Adquirido por Dios
Finalmente, somos un “pueblo adquirido por Dios.”
Esto nos revela que hemos sido comprados a un alto precio, el sacrificio de Jesús en la cruz.
1 Corintios 6:20 nos dice:
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Pertenecer a Dios implica que nuestras vidas ya no nos pertenecen a nosotros mismos; vivimos para glorificar a Aquel que nos redimió para:
Anunciar las Virtudes de Dios
La palabra nos dice que nuestro propósito es “anunciar las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
Nuestro llamado es ser testigos de la grandeza y bondad de Dios.
Este testimonio no es solo con palabras, sino con nuestras vidas.
En Mateo 5:16 nos exhorta a que nuestra luz brille delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre celestial.
Nuestra vida debe ser un reflejo constante de la transformación que Dios ha hecho en nosotros.
- Vivir en la Luz Admirable:
Dios nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Esto no solo implica un cambio de estado, sino un cambio de vida.
Al ir a Efesios 5:8 dice: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.”
Vivir en la luz significa vivir en la verdad, en justicia y en amor.
Nuestra manera de vivir debe evidenciar que hemos sido liberados de las tinieblas del pecado y ahora vivimos en la luz de Cristo.
Diariamente debemos recordar quiénes somos en Cristo.
Esto nos dará la fuerza y la valentía para enfrentar cualquier desafío.
Meditar en nuestra identidad como linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido por Dios nos ayuda a vivir con propósito y dirección.
Vivir como una nación santa implica desear la santidad en todas las áreas de nuestras vidas. Esto incluye nuestras relaciones, nuestras decisiones y nuestras prioridades.
Buscar la santidad significa depender diariamente de la palabra de Dios para que nos guíe y nos transforme.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”