EL AMOR ES EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY

Romanos 13:8-10

No debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

   En el Antiguo pacto, Dios dio a Moisés los Diez Mandamientos como una guía para el pueblo de Israel.

Estos mandamientos no solo establecían normas morales, sino que también reflejaban el carácter santo de Dios.

Sin embargo, a lo largo de la historia, los israelitas lucharon por cumplirla, pero no lo lograron, era imposible.

 Jesús resumió toda la Ley en:

 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y Amarás a tu prójimo como a ti mismo

    Amar a Dios significa que es el centro de nuestra vida.

Este amor se manifiesta en nuestra adoración, nuestra obediencia y nuestra comunión diaria con Él.

El amor al prójimo es una extensión natural de nuestro amor a Dios.

Pablo menciona varios de los Diez Mandamientos y muestra cómo todos ellos se resumen en la frase “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Si amamos a nuestro prójimo, no haremos nada que le perjudique, por ejemplo:

 No adulteraremos, no mataremos, no hurtaremos, no mentiremos, ni codiciaremos lo que es suyo.

La palabra dice que este amor fue derramado en nuestros corazones.

  El amor nos llama a perdonar a aquellos que nos han ofendido y buscar la reconciliación. Efesios 4:32 nos exhorta a ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

El perdón es una expresión poderosa del amor que refleja el carácter de Dios.

   Jesús en Mateo 5:44 dice que no solo se debe amar a nuestros amigos, sino también a nuestros enemigos.

La definición de este amor es el que en encontramos en 1 corintios 13:4-8,   dice

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 

no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 

no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. 

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser; 

Para disfrutar de este amor, es necesaria la relación personal con Dios, porque la palabra lo identifica como un fruto del Espíritu, es decir que no emana de la capacidad, inteligencia del hombre o algo externo.

El amor de Dios que está en nuestro interior impide que se manifieste el mal.

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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor

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