La palabra “compasivo” implica que Dios tiene un profundo sentido de amor y misericordia por sus escogidos, incluso en medio de las debilidades y fallas.
El rey David expresa en:
Salmo 103:8 El Señor es compasivo y clemente, lento para la ira y grande en amor.
la parábola del hijo pródigo es un ejemplo de que Dios es compasivo, la encontramos en Lucas 15:11-32.
Aunque el hijo había malgastado todo , el padre lo recibe con los brazos abiertos.
Esa es una imagen clara de la compasión de Dios.
En nuestro día a día, podemos experimentar el amor de Dios incluso cuando nos sentimos indignos.
Él siempre está dispuesto a perdonarnos, restaurarnos y guiarnos de nuevo al camino.
La compasión humana es limitada o condicionada, pero la compasión de Dios no depende de lo que hacemos.
Su amor es constante y no cambia.
En el Antiguo Pacto, vemos cómo Dios fue compasivo con Israel, a pesar de su desobediencia. Aunque el pueblo se apartaba y caía en idolatría, Dios siempre los llamaba de vuelta.
En nuestra vida diaria, es fácil sentirse culpable por nuestros errores, pero debemos recordar que Dios no nos abandona.
Conocer que Dios es compasivo, nos da esperanza, porque cada día es una nueva oportunidad, para regresar al camino.
Es un llamado a acercarnos a Él, incluso cuando fallamos.
Como hijos de Dios, estamos llamados a reflejar su compasión en nuestras relaciones con los demás.
Ser compasivo significa ver las necesidades de los demás, para actuar con amor y generosidad.
En el día a día, enfrentamos situaciones en las que debemos ser compasivos.
Tal vez se trate de perdonar a alguien que nos ha herido, de ayudar a un amigo en necesidad o de simplemente escuchar con empatía.
A veces nos enfrentamos a momentos difíciles y es fácil preguntarse dónde está Dios.
Sin embargo, incluso en el sufrimiento, la compasión de Dios está presente.
Por Ejemplo, en la vida de Job, a pesar de su sufrimiento, Dios estuvo con él. Y al final, Dios restauró su vida, como lo dice en Job 42:10.
Cuando enfrentamos dolor o dificultades, podemos confiar en que Dios está en nosotros. Su compasión no nos libra de los problemas, pero nos sostiene en medio de ellos y nos da esperanza de que Él tiene el control y obrará a nuestro favor.
No importa lo que enfrentemos o cómo nos sintamos, su amor es constante y su misericordia no tiene fin, Dios es compasivo.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”