El Salmo 34:10 dice:
Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
Este versículo nos revela sobre la provisión de Dios.
El rey David contrasta la necesidad física de los leones con la seguridad de aquellos que buscan al Señor.
Esta es una promesa de que Dios cuidará de los que confían en Él y suplirá las necesidades.
Este salmo es una expresión de gratitud y alabanza por la protección y la provisión de Dios.
A pesar de las circunstancias difíciles que enfrentaba, David reconocía que Dios no solo lo había salvado, sino que también lo había provisto de lo necesario para sobrevivir.
los “leoncillos” A pesar de su fuerza y agilidad, también experimentan momentos de hambre y vulnerabilidad.
Esta imagen ilustra la limitación de la autosuficiencia, incluso en aquellos que parecen ser más capaces de proveer para sí mismos.
En nuestra vida diaria, podemos fácilmente identificarnos con esta imagen.
La autosuficiencia humana es limitada, y siempre llegamos a puntos donde necesitamos de ayuda, por esto dice la palabra:
“podemos decir confiadamente Dios es nuestro ayudador”.
En contraste con la necesidad de los leoncillos, aquellos que buscan a Jehová no carecerán de ningún bien.
Esto no significa que los creyentes nunca enfrenten dificultades o pruebas, pero asegura que Dios proveerá para sus necesidades en todo momento.
Esta es una promesa de la provisión divina, David no solo habla de comida o bienes físicos, sino también de la paz, el consuelo, la esperanza que solo puede dar Dios.
Al igual que los leoncillos, a menudo enfrentamos momentos de necesidad, a veces caemos en la autosuficiencia, creyendo que nuestros logros, nuestro dinero o nuestras habilidades son suficientes para cubrir todas nuestras necesidades.
Pero el Salmo 34:10 nos recuerda que, sin importar cuán fuertes o capaces nos sintamos, siempre habrá momentos en los que experimentemos carencias. En esos momentos, debemos recordar que nuestra verdadera fuente de provisión es Dios.
Él es quien sustenta nuestras vidas en todo sentido.
Oremos a Dios para que nos provea de lo necesario, porque Dios tiene cuidado de nosotros.
Este versículo nos enseña la importancia de buscar a Dios en todas las circunstancias.
No se trata solo de acudir a Él en momentos de crisis, sino de mantener una relación continua con Él.
Cuando dependemos de Dios y lo ponemos en primer lugar, podemos estar seguros de que no nos faltará nada de lo que necesitemos.
En momentos de dificultad, es fácil caer en la preocupación o en la duda. Sin embargo, este salmo nos llama a confiar plenamente en la provisión de Dios. Aunque las circunstancias no siempre parezcan favorables, podemos tener la certeza de que Dios no nos abandonará. Él conoce nuestras necesidades antes de que se las pidamos, y es fiel para proveer en su tiempo.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”