Una de las mayores pruebas de nuestra fe, ocurre en medio del dolor, cuando aparece la dificultad, pero vamos al
Salmo 34:19 que dice
Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.
El versículo inicia diciendo que las dificultades no son extrañas para el creyente.
De hecho, el versículo no dice que habrá pocas, sino muchas aflicciones.
Sin embargo, ahí no termina la historia, La segunda parte del versículo dice:
“de todas ellas le librará Jehová”.
Dios no promete ausencia de problemas, pero sí su presencia y poder en medio de ellos.
Cuando enfrentamos enfermedades, pérdidas, traiciones o momentos de ansiedad profunda, es fácil preguntarse: “¿Dónde está Dios?”.
Pero recordemos lo que dijo Jesús en:
Juan 16:33
En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo
Cristo nunca nos engañó con una promesa falsa de una vida sin problemas.
Más bien, nos ofreció Su victoria como garantía de que podemos caminar por el valle de sombra sin temor, porque Él ha vencido.
A veces Dios calma la tormenta; otras veces, Él nos enseña a caminar sobre las aguas en medio de la tormenta.
La gracia de Dios no significa que nunca sentiremos dolor, sino que nunca lo enfrentaremos solos.
Por fe sabemos que en medio de las dificultades, Dios está obrando ,Como dice:
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Independiente de las situaciones Dios está en nosotros.
Su gracia es suficiente, Su amor es constante y Su propósito es eterno.
No estamos solos, El Dios que estuvo con Daniel en el foso de los leones, con José en la cárcel, y con los tres amigos de Daniel en el horno de fuego, es el mismo que vive en cada uno de nosotros y no nos dejara ,ni nos abandonara.
Debemos orar unos por otros para que Dios nos fortalezca en medio de la dificultad, para no dudar y avanzar por fe, de esta manera veremos la gloria de Dios en nuestras vidas.
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.