¿QUÉ HACER EN LA AFLICCIÓN?

Familia de la fe, Hay momentos en los que el corazón duele, la mente se cansa y el alma se siente abatida y turbada.

El rey David expresa su dolor delante de Dios en el

SALMOS 119:107

Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.

Este versículo es una oración que expresa como se siente. No es una oración larga, ni adornada, . Es una petición con esperanza, al decir: “Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.” 

El rey David inicia diciendo

 “Afligido estoy en gran manera…”

El salmista no niega lo que siente.  Eso quiere decir que no era una tristeza pasajera, ni una molestia pequeña. Era una aflicción profunda, intensa, que estaba afectando sus emociones

 el rey David no dejo su relación personal con Dios. Al contrario, le expreso como se sentía.

Regresemos al versículo, el rey David dice:

“…vivifícame, oh Jehová…”

“Vivificar” significa dar vida de nuevo, renovar, restaurar lo que está débil o seco.

El salmista no pide que las circunstancias cambien primero.

No dice: “Dame una solución rápida”.

 Él entiende que lo primero que necesita no es un cambio externo, sino una obra interna: que su alma vuelva a recibir vida.

¿cómo nos sentimos hoy?

Bendecidos Dios no solo consuela, Él vivifica.

 Él levanta al caído, restaura al débil y da vida al afligido.

Como dice Isaías 40:29: “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”

Y el rey David finaliza diciendo

“…conforme a tu palabra.”

Aquí está el fundamento de todo lo anterior.

Eso quiere decir que la esperanza no está en lo que él siente, o en lo que ve ,sino en lo que Dios ha dicho, su palabra

 Así como el cuerpo necesita comida, el alma necesita la Palabra de Dios, porque esta no regresa vacía como dice en Isaías 55:11

Hoy podemos estar cargados, con el alma herida, sintiendo que la fe se nos debilita, pero Familia de la fe, recordemos Dios ve nuestra aflicción, y Él nos  vivifica

Oramos para estar firmes en la fe.

A propósito, vamos a

Mateo 6:6

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

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