EL VALOR DE LA DISCIPLINA Y LA CORRECCIÓN

Proverbios 15:32

El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento

El versículo inicia con una advertencia:

 “El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma”.

Es decir, la persona que rechaza la disciplina o que ignora la corrección se está haciendo daño a sí misma.

 No está dañando al que le reprende, ni perdiendo simplemente una oportunidad de mejorar, está despreciando su alma, es decir su vida.

Dios usa la disciplina para formar nuestro carácter, para alejarnos del mal, y para participar de su santidad, esto lo dice en hebreos 12:10

Pero si no valoramos la disciplina, estamos diciendo con nuestros actos que no nos importa nuestra alma. Nos volvemos como un paciente que rechaza el tratamiento que puede salvarle la vida, sólo porque el proceso es incómodo o doloroso.

al continuar el versículo dice:

“El que escucha la corrección tiene entendimiento”.

Aquí vemos que la sabiduría no está solamente en el conocimiento, sino en la actitud del corazón, es decir del alma.

Una persona sabia no lo es porque lo sabe todo, sino porque escucha, aprende, y está dispuesta a cambiar.

 Aceptar corrección es una señal de humildad, y se humildes es porque reconocemos que somos necesitados del Dios vivo.

No es fácil aceptar la corrección, pero oramos para ser sabios cuando somos corregidos como dice en:

Proverbios 9:8-9

Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio todavía

Eso nos muestra que la corrección no aleja al sabio; lo hace crecer y fortalece aún más su relación personal con Dios.

Muchas veces malinterpretamos la disciplina como si fuera un castigo.

Pero la palabra es clara: la corrección es una expresión del amor de Dios, esto lo dice en:

Hebreos 12:5-6

 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:

Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,

Ni desmayes cuando eres reprendido por él;

Porque el Señor al que ama, disciplina,

 Un padre amoroso no deja que su hijo se destruya a sí mismo. De igual forma, Dios no permitirá que continuemos por los caminos de los deseos engañosos, sin antes ÉL llamarnos la atención.

Cuando pasamos por momentos donde Dios nos corrige, no debemos endurecer nuestro corazón. Más bien, debemos agradecer que nos corrige porque nos ama, somos sus hijos.

La manera en que respondemos a la corrección revela mucho de nuestro corazón.

Si rechazamos la disciplina, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos y alejándonos del camino de vida, Pero si la aceptamos con humildad, disfrutaremos de lo sobrenatural aquí en la tierra,” participaremos de su santidad”, lo imposible sucede.

Para finalizar vamos a

Mateo 6:6

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

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