Hace muchos siglos, un emperador llamo a todos los niños de su reino y les dijo que iba a escoger a uno de ellos para ser su heredero. Le dio a cada quien una semilla y les dijo que la sembraran en alguna maceta y que regresaran al año siguiente con la planta que habían cultivado. Uno de ellos, llamado Santiago, fue felizmente a su casa, busco una maceta, y sembró su semilla. Diariamente la cuidaba regándola con gran diligencia, pero al pasar las semanas, nada crecía. A los seis meses, el niño, descorazonado vio que todavía no había crecido nada y quiso darse por vencido rendirse, tirar su maceta por la ventana y olvidarse de todo, pero su mamá lo animó a persistir.
Al fin se cumplió el año y llego el momento de aparecer ante el emperador en la real ceremonia de la presentación de las plantas. Santiago no quería ir, ya que solamente tenía una maceta con tierra, pero ante la insistencia de su mama, acudió.
Todos portando orgullosamente una gran variedad de plantas grandes y exóticas. En eso se escucho la trompeta y salió el emperador, quien comenzó a revisar todas las plantas con interés. De pronto, alcanzo a divisar a Santiago que se escondía tímidamente en una esquina con su maceta desnuda y lo hizo llamar.
Avergonzado, Santiago paso al frente. Para sorpresa de todos, el emperador declaró:
“Este niño será el siguiente emperador. A todos ustedes se les entregó una semilla cocida que no podía crecer.
Obviamente se desesperaron y, al no ver su semilla crecer, consiguieron otras semillas. Solamente este niño ha demostrado la integridad y persistencia necesarias para la tarea que se espera de él, al cuidar el año entero la que yo les había entregado.”
Debemos seguir adelante, aunque no veamos resultados pronto y los demás menosprecien lo que hacemos.
Así como en los días de Samuel y David, Dios está buscando Hombres con un corazón dispuesto a ser fiel en las cosas más pequeñas.
Vamos a la palabra:
Lucas 16:10
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel;
y el que en lo muy poco es injusto,
también en lo más es injusto.
Queremos que Dios nos confié mucho, pero primero debemos ser fieles en lo poco.
Nosotros somos administradores, vamos a la palabra:
1 Corintios 4:2
Ahora bien, además se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.
En la historia, el emperador quiere identificar quien de su pueblo tiene esa cualidad única y necesaria para ser un buen administrador, la fidelidad.
Por esto Jesús en una parábola dijo:
Mateo 25:21
21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Oramos para que todos podamos ser buenos administradores de lo que Dios nos da, sin atajos, sin confían en nuestra propia prudencia, por el contrario, debemos ser administradores fieles, recordemos que existe una promesa y así como en la historia, Dios dice que, si somos fiel en lo poco, nos podrá sobre mucho.
El milagro sucede. Dios no miente
Para finalizar recordemos lo que dice en:
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.