Desechar es dejar algo que resulta inútil y
recibir es admitir, aceptar, aprobar algo.
¿Nosotros qué debemos desechar
y que debemos recibir?
Vamos a Santiago 1:21
Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Debemos desechar las obras de la carne y recibir
la palabra de Dios, sin embargo, a veces hacemos todo
lo contrario, y es por esto, que la palabra nos advierte en 1 Tesalonicenses 4:7-8
Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia,
sino a santificación. Así que, el que desecha esto,
no desecha a hombre, sino a Dios,
que también nos dio su Espíritu Santo.
Y en Gálatas 2:21
No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.
En el libro de los hechos vemos como recibieron la palabra con toda solicitud, en:
Hechos 17:10-11
Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Oramos para que Dios alumbre nuestro entendimiento cuando leamos su palabra.
Para finalizar recordemos lo que dice en:
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.