Durante una sesión grupal, una persona tomo
un vaso de agua y lo mostró a los demás.
Mientras todos esperaban la típica reflexión de
“¿este vaso está medio lleno o medio vacío?”,
Pero la persona preguntó
– ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre los 200 y 250 gramos.
la persona respondió:
-El peso total no es lo importante.
Más bien, depende de cuánto tiempo lo sostenga.
Si lo sostengo un minuto, no es problema.
Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo.
Si lo sostengo durante un día entero, mi brazo se entumecerá y se paralizará del dolor.
El peso del vaso no cambia, siempre es el mismo.
Pero cuanto más tiempo lo sostengo en mi mano,
este se vuelve más pesado y difícil de soportar,
por eso debo echar el vaso en otro sitio para descansar.
Y continuó:
– La ansiedad, Las preocupaciones, los rencores,
los resentimientos, la envidia, la vanidad y
los sentimientos de venganza son como el vaso de agua debemos echarlas para que no nublen nuestra mente
y en la palabra de Dios nos dice el sitio donde
debemos echarlas, vamos a la palabra en
1 Pedro 5:7
Echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros.
Esta acción debemos hacerla cada día y durante
el día cuantas veces sea necesario para vivir libres.
Por medio de la oración echamos todas
nuestras ansiedades y preocupaciones,
pidiendo a Dios que nos guie con su palabra.
En filipenses 4:7 está escrita una promesa dice que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Al echar en Dios la ansiedad y la preocupación el
nos da su paz, la cual nos permite pasar los momentos difíciles de manera sobrenatural por su poder.
Para finalizar recordemos lo que dice en
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Un comentario en «ECHANDO LA ANSIEDAD»
La gloria de Dios es grande, siempre Dios es el primeroh