Antes de ir a la palabra veamos una historia:
Había una vez dos hermanos, Tomás y Javier.
Vivían uno al frente del otro en dos casas
de una hermosa campiña.
Por problemas pequeños, que al acumularse sin resolverse se fueron haciendo grandes con el tiempo,
los hermanos dejaron de hablarse.
Incluso evitaban cruzarse en el camino.
Cierto día llegó a la casa de Tomás un carpintero y le preguntó si tendría trabajo para él. Tomás le contestó:
—¿Ve usted esa madera que está cerca de aquel riachuelo? Pues ayer la corte . Mi hermano Javier
vive en frente y, a causa de nuestra enemistad, desvió ese arroyo para separarnos definitivamente.
Así que yo no quiero ver más su casa.
Le dejo el encargo de hacerme una cerca muy
alta que me evite la vista de la casa de mi hermano.
Tomás se fue al pueblo y no regresó sino
hasta bien entrada la noche.
Cuál no sería su sorpresa al llegar a su casa,
cuando, en vez de una cerca, encontró que
el carpintero había construido un hermoso
puente que unía las dos partes de la campiña.
Sin poder hablar, de pronto vio en frente suyo a su hermano, que en ese momento estaba
atravesando el puente con una sonrisa:
— Tomás, hermano mío, no puedo creer que hayas construido este puente, habiendo sido yo el
que te ofendió. Vengo a pedirte perdón.
Los dos hermanos se abrazaron.
Cuando Tomás se dio cuenta de que el carpintero se alejaba, le dijo:
—Buen hombre, ¿cuánto te debo? ¿Por qué no te quedas?
—No, gracias —contestó el carpintero—. ¡Tengo muchos puentes que construir!
Muchas veces frente a un conflicto entre dos personas solemos posicionarnos de una u otra parte, nos sentimos incluso coaccionados para “elegir” de qué parte estamos. ¿Por qué no intentar construir puentes?
Dios nos llamo a construir puentes por medio de su palabra. Ahora vamos a ver lo que dice la palabra en
Efesios 4:32
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
y en Colosenses 3:13
Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
En los dos versículos encontramos el mismo mensaje sobre perdonar como Cristo nos perdonó.
Oramos para perdonar y así vivir en armonía.
Sin muros, rencores, ni alimentando conflictos que lo único que producen es más y más distancia y enemistad.
Dios nos llamo para ser lumbreras, debemos siempre llevar el mensaje de amor y perdón por el poder de Dios.
Para finalizar recordemos lo que dice en
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.