¿Qué es una parábola?
Es literalmente, algo que se “coloca al lado”
de otra cosa. Las parábolas de Jesús fueron
historias que se “colocaron al lado” de una
verdad con el fin de ilustrar esa verdad.
Sus parábolas eran ayudas de enseñanza y
se pueden considerar como analogías extendidas
o comparaciones inspiradas. Una descripción
común de una parábola es que es una
historia terrenal con un significado celestial.
Jesús habló por parábolas para cumplir la profecía leamos en:
Mateo 13:34-35
34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente,
y sin parábolas no les hablaba;
35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta,
cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca;
Declararé cosas escondidas desde
la fundación del mundo.
Otro propósito del porque Jesús hablo por
medio de parábolas lo encontramos en:
Mateo 13:10-16
10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron:
¿Por qué les hablas por parábolas?
11 Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros
os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.
12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará,
y tendrá más; pero al que no tiene,
aun lo que tiene le será quitado.
13 Por eso les hablo por parábolas:
porque viendo no ven, y oyendo no oyen,
ni entienden.
14 De manera que se cumple en ellos la
profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan, Y yo los sane.
16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven;
y vuestros oídos, porque oyen.
17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas
y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron;
y oír lo que oís, y no lo oyeron.
Por esto siempre debemos antes de leer la
palabra orar para que Dios alumbre nuestro entendimiento; para poder ver y entender
su palabra y que nos sea revelada.
Para finalizar vamos a
Efesios 3:20
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.