Dios nos llama para revelarnos que
pertenecemos al cuerpo de Cristo para predicar
el evangelio, por ejemplo Pablo en 1 Corintios 1:17
17 Pues no me envió Cristo a bautizar,
sino a predicar el evangelio; no con sabiduría
de palabras, para que no se haga
vana la cruz de Cristo.
Y Pablo le dice a Timoteo en 2 Timoteo 4:2
que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con
toda paciencia y doctrina.
Dios nos llamó para alumbrar nuestra mente
con su palabra para ser colaboradores.
1 Corintios 3:9
Porque nosotros somos colaboradores de Dios,
y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
Debemos orar unos por otros para que la palabra corra, es decir, que prediquemos
y contemos la palabra de Dios.
2 Timoteo 3:1-5
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros,
para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros,
Hay mucha confusión, pero Dios nos llamó para ser sus colaboradores, para predicar la palabra.
Es necesario el amor y la paciencia
para compartir la palabra.
Dios escogió, él llama y da el crecimiento.
1 Corintios 3:6-9
6 Yo sembré la semilla y Apolos la regó,
pero Dios la hizo crecer.
7 Entonces, el importante no es el que siembra
la semilla ni el que la riega,
sino Dios que la hace crecer.
8 El que siembra y el que riega tienen el mismo propósito. Cada uno recibirá una recompensa según los resultados del trabajo que haga. 9 Nosotros somos compañeros de
trabajo al servicio de Dios
y ustedes son como la tierra que Dios cultiva.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros