Debido a las situaciones que enfrentamos día-día nuestro estado de ánimo se puede ver afectado,
ya que nos genera decaimiento, apatía o resignación, al punto de sentir que no
tenemos fuerzas para avanzar.
Siempre debemos recordar que pertenecemos
a la familia de Dios y nuestra fortaleza proviene de él no de nosotros, ni del entorno, vamos a Efesios 6:10
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
La presencia de Dios vive en cada uno generando fuerza en nuestra alma para no decaer o desistir.
La fe aparece, inundando nuestra alma, nos fortalece, y nos llena de seguridad para seguir adelante.
El fruto de la paciencia nos fortalece en los
tiempos de espera para no caer en la impaciencia.
El fruto del amor nos fortalece,
la palabra dice que todo lo soporta .
Nuestra fortaleza proviene del Todopoderoso que habita en cada uno de nosotros.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros