Primero vamos a leer una historia,
cualquier parecido con la vida real
es pura coincidencia:
“Cuando la conocí tenía 16 años, fuimos presentados en una fiesta, por Luis que decía ser mi amigo.
Fue amor a primera vista, Ella me enloquecía.
Nuestro amor llegó a un punto, que ya no conseguía vivir sin ella. Pero era un amor prohibido.
Mis padres no la aceptaron. Fui expulsado del
colegio y empezamos a encontrarnos a escondidas.
Pero ahí no aguanté mas, me volví loco,
yo la quería, pero no la tenía.
Yo no podía permitir que me apartaran de ella.
Yo la amaba: destrocé el coche, rompí todo dentro de casa y casi maté a mi hermana.
Estaba loco, la necesitaba.
Hoy tengo 30 años; estoy internado en un hospital,
soy inútil y voy a morir abandonado
por mis padres, amigos y por ella.
¿Su nombre?
Cocaína.”
En la historia cuando Luis le presento
la cocaína ¿cómo lo hizo?
Luis le dijo que era buena, que lo haría sentir bien y que no iba a pasar nada.
Juan fue engañado por Luis.
¿Pero que es el engaño? La definición dice que es hacer y/o creer algo que no es verdad.
En busca de una solución a veces cedemos a la presión social y caemos en el engaño de la cocaína, el alcohol, vapear etc.; pero al ceder, lo único que encontramos es destrucción y dificultades en las diferentes áreas de nuestra vida.
Jesús Dijo Juan 14:6
Jesús le dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
El lugar correcto para buscar refugio es la relación personal con Dios, por medio de la oración
y leer su palabra.
De esta forma disfrutaremos
de lo que dice en Juan 10:10
Yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.
Disfrutaremos de vida, nuestra alma estará guardada por la palabra de Dios que es la verdad, da vida, es eficaz y Permanece para siempre.
Oramos para salir del engaño; que Dios alumbre nuestro entendimiento para ver claramente su palabra y nos permita disfrutar de su reino aquí en la tierra.
Para finalizar recordemos lo que dice en
1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera
cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.