Dios nos llamo para edificar nuestra vida con su palabra que permanece para siempre,
es la verdad que permite disfrutar de
su reino aquí en la tierra.
La palabra advierte de no prestar atención a las doctrina del hombre, vamos a 1 Timoteo 1: 3–4
Como te rogué que te quedases en Éfeso,
cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,
ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas
más bien que edificación de Dios que es por fe,
así te encargo ahora.
Pablo dijo a Timoteo que había mucha información errada, es decir, doctrina de hombre basada en
mitos y tradiciones, que en realidad no contribuyen al conocimiento de Dios el cual edifica la vida.
En el versículo 4 enfatiza en no prestar atención,
no profundizar en la doctrina del hombre
porque solo genera disputas y no edifica a la persona.
Dios nos llamo para ser sus colaboradores,
correr la palabra, uno siembra y otro riega vamos a 1 Corintios 3:6-9
Yo planté, Apolos regó;
pero el crecimiento lo ha dado Dios.
Así que ni el que planta es algo, ni el que riega,
sino Dios, que da el crecimiento.
Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá
su recompensa conforme a su labor.
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
Todos podemos ser colaboradores de Dios y hacer que su palabra corra, pero es Dios
quien da el crecimiento.
Como en la época de Macedonia,
en este tiempo salen a relucir discusiones sobre doctrinas y filosofías de hombre pero Jesús dijo que hay un solo camino para disfrutar una vida sobrenatural, su palabra que nos edifica.
Para finalizar vamos a 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye
en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho