La palabra certeza aparece en la definición de la fe de,
la encontramos en Hebreos 11:1
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,
la convicción de lo que no se ve.
La palabra certeza denota seguridad,
que así es, no hay duda.
Vamos a compartir algunas historias donde vemos claramente la certeza que tienen las personas,
es decir, la seguridad de lo que espera que así va hacer gracias al poder de Dios.
La primera historia es la del centurión, vamos a:
Mateo 8:5-10
5 Entrando Jesús en Capernaum,
vino a él un centurión, rogándole,
6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
8 Respondió el centurión y dijo: Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad,
y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo:
Haz esto, y lo hace.
10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel
he hallado tanta fe.
El centurión tenía la certeza que solo
con la palabra era suficiente .
Segunda historia
Marcos 5:24-29
24 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud,
y le apretaban.
25 Pero una mujer que desde hacía doce años
padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan
solamente su manto, seré salva.
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
La mujer tenía la certeza que
con solo tocar el manto iba a ser sana.
La tercera historia es del paralitico cargado por sus cuatro amigos, vamos a:
Marcos 2:3-5.11-12
3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.
4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba,
y haciendo una abertura,
bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho,
y vete a tu casa.
12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
Los cuatro amigos tenían la certeza que Jesús lo sanaba por esta razón quitaron el techo para poder llegar hasta donde él estaba.
Oramos para tener la certeza, es decir, no dudar.
El poder de Dios no ha disminuido, vamos a ver los milagros cada día por su poder.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en :
Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros.