Esta promesa la encontramos en:
Proverbios 28:16
Mas el que aborrece la avaricia prolongará sus días
La avaricia es un deseo insaciable y desordenado que pone las riquezas por encima de todo lo demás.
Jesús toca este tema en
Lucas 12:15
Guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee
La avaricia es engañosa, haciéndonos pensar que la felicidad y la seguridad dependen de lo material, cuando en realidad nuestra seguridad en todas las áreas de la vida proviene de Dios.
La avaricia puede tener consecuencias devastadoras en nuestras relaciones, nuestra vida emocional y en nuestra relación personal con Dios.
La avaricia nos lleva al egoísmo y a la falta de compasión.
La avaricia destruye no solo a la persona que la alberga, sino también a quienes la rodean, generando conflictos y sufrimiento.
La segunda parte del versículo dice:
“el que aborrece la avaricia prolongará sus días”
El creyente que aborrece la avaricia está demostrando que su confianza no está puesta en los bienes materiales, sino en la provisión y el cuidado de Dios.
Aquellos que aborrecen la avaricia y ponen su confianza en Dios, experimentarán una vida más plena, en paz y con la seguridad de que Dios suplirá todas sus necesidades.
El versículo promete que aborrecer la avaricia prolongará los días de la persona.
El estrés y la ansiedad que provoca la avaricia, trae problemas de salud, mientras que una vida de contentamiento, generosidad conduce a la paz y a una mejor salud física.
Veamos algunos ejemplos que ilustran las consecuencias de la avaricia:
1.- en Josué 7, Acán desobedeció a Dios, “tomado un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos”, trayendo destrucción a su vida
2.- Ananías y Safira en Hechos 5 dice que Su amor al dinero los llevó a mentir, lo que resultó en su muerte inmediata.
En contraste, podemos ver ejemplos de personas que aborrecieron la avaricia y fueron bendecidas por ello, como Abraham, quien prefirió dar la mejor parte de la tierra a su sobrino Lot, confiando en que Dios proveería para él.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”