Primero vamos a leerlo:
Gálatas 1:4
El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre
El versículo inicia diciendo que Jesucristo:
“se dio a sí mismo por nuestros pecados”.
Es decir, No fue forzado ni obligado; Jesús se dio voluntariamente y A través de Su muerte en la cruz, se llevó sobre sí los pecados de los muchos, como dice en la profecía de Isaías 53:12.
Este acto de amor estaba definido desde el principio del mundo, como dice en:
Apocalipsis 13:8
8 y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
EL versículo finaliza diciendo:
“desde el principio del mundo”,
Esto lo dice porque paralelo a la creación, en el cielo estaba sucediendo una batalla, en la cual, satanás fue vencido con sus ángeles por la sangre del cordero, como dice en apocalipsis 12: 7 al 11.
Vamos a otro versículo que nos muestra que Jesús se entregó en amor por cada uno de nosotros, esto lo encontramos en:
En Juan 10:18, Jesús dice:
Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo
Cuando meditamos en este acto de entrega, entendemos que lo hizo por cada uno de nosotros de forma individual.
Él se entregó para liberar a los muchos de la condena y del poder de las tinieblas, es decir somos libres.
Por esto Jesús dijo conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Por esta razón el versículo dice:
“para librarnos del presente siglo malo”
Pablo enfatiza que vivimos en un mundo caído, un mundo influenciado por el pecado y la maldad.
Este “presente siglo malo” no solo se refiere al tiempo en que vivía Pablo, sino que es una descripción de la historia de la humanidad que ha estado marcada por el egoísmo, la violencia y la injusticia.
Jesús al morir y resucitar quito el pecado y nos libró del poder de las tinieblas, trasladándonos al reino de la luz, esto lo encontramos en Colosenses 1:13 -14
La última parte del versículo resalta que todo esto ocurre:
“conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”.
Es decir que la redención no es un plan improvisado, sino que es el cumplimiento del plan eterno de Dios.
Dios es nuestro Padre y nos llamo
para que vivamos en libertad, al conocer la verdad.
Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”