Primero vamos a leerlo:
Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.
Este versículo revela cómo la obediencia por fe a la palabra de Dios, vamos a disfrutar de:
- Vivirá confiado
- Vivirá tranquilo
- Vivirá sin temor del mal.
Vamos a dividir el versículo en tres partes.
La primera parte del versículo dice:
“Más el que me oyere…”
Este verbo “oír” no se refiere solo a escuchar de forma superficial, sino que Dios nos revela su palabra, para obedecer por fe.
En la sociedad, estamos rodeados de ruido: redes sociales, tradiciones, noticias, responsabilidades diarias, problemas familiares, y preocupaciones personales, En medio de este caos, es fácil ignorar la palabra de Dios o relegarla a un segundo plano.
Oramos para cada día poder ser hacedores, como dice en:
En Santiago 1:22
Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Encontramos una parábola de Jesús sobre la importancia del hacer, la encontramos en:
Mateo 21:28-32
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.
30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero.
Esta parábola nos revela que lo que impacta el resultado es el hacer, no las intenciones, ni deseos.
Dios mediante mañana continuamos con este versículo.
Deja abajo en los comentarios que temas deseas que tratemos en este espacio.
Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”