Primero vamos a la siguiente historia:
Un profesor visitó a un anciano muy sabio con la intención de aprender de su conocimiento.
El viejo le abrió la puerta y, enseguida, el profesor comenzó a platicar de todo aquello que ya sabía.
El anciano escuchaba atento y el profesor no paraba de hablar intentando sorprender
al sabio con su conocimiento.
—¿Tomamos un té?— interrumpió el sabio
—¡Claro! ¡Fantástico!— dijo el profesor.
El sabio empezó a llenar la taza del profesor y,
cuando se había llenado, no paró.
El té comenzó a salirse de la taza.
—¿Qué haces?— le dijo el profesor—
¿No ves que la taza ya está llena?
El sabio respondió muy calmado,
ilustrando la situación:
—Al igual que ocurre con la taza, tú estás lleno de tus propias opiniones, sabiduría y creencias.
Si quieres aprender algo nuevo, primero tendrás
que vaciarte de ellas.
Cuando nos acercamos a la palabra, debemos llegar “vacíos”, es decir, con humildad, a la expectativa
de que la palabra sea revelada.
Las personas que llevan muchos años leyendo la biblia pueden caer en el error de pensar que ya saben cuál es la enseñanza del versículo.
Debemos pedirle a Dios que alumbre nuestro entendimiento y nos revele cada día más su palabra.
La palabra de Dios siempre tiene algo más para mostrarnos, siempre tiene una nueva enseñanza por esto dice en 1 Corintios 8:2
Y si alguno se imagina que sabe algo,
aún no sabe nada como debe saberlo.
Oramos para cada día al leer la palabra ser humildes y pedir a Dios que alumbre nuestro entendimiento dándonos revelación en el conocimiento de él,
como dice en efesios 1:15- 18 .
Para finalizar vamos a 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho