La resurrección de Jesús es el fundamento absoluto del evangelio. Sin ella, todo lo que predicamos, creemos y esperamos se derrumba como un edificio sin cimientos.
La palabra aclara y lo hace de manera directa: si Cristo no resucitó, todo lo que creemos carece de sentido.
Vamos al versículo
1 Corintios 15:14:
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
La resurrección no es un detalle accesorio del evangelio, sino el centro.
La palabra dice claramente:
“Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación.”
Esto significa que toda la predicación gira en torno a un Cristo vivo. Si Jesús hubiera muerto, no habría buenas noticias que anunciar.
Vamos a leer algunos versículos que nos hablan de la victoria de Cristo sobre la muerte:
Hechos 2:22-24
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
Ahora vamos a otro versículo :
Hechos 4:33:
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.
Pablo no predicaba una doctrina filosófica, ni una ética moral, ni positivismo y menos llevar a la gente a visualizar o declarar
Pablo Predicaba a Jesús resucitado, que venció la muerte y nos limpió del pecado.
Sin la resurrección, no hay evangelio.
Regresando a 1 Corintios 15:14 dice:
“Vana es también vuestra fe.”
. Pero nuestra fe está puesta en un Cristo que venció la muerte, lo cual da poder, esperanza y seguridad.
Más adelante en
1 Corintios 15:17 dice:
Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
Si Cristo no resucitó, entonces no hay perdón, no hay justificación y no hay vida eterna.
Estaríamos todavía bajo condenación, Pero Cristo ha resucitado, él venció y nosotros somos más que vencedores por medio del ÉL, como lo dice en:
Romanos 8:37
37 antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Oramos para estar firmes en la fe.
Para finalizar vamos a
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.