En las tres meditaciones anteriores compartimos lo que hizo la sangre de Cristo, recordemos:
1.-Nos redimió del pecado lo dice en Efesios 1:7
2.-Nos limpió esto lo encontramos en 1 Juan 1:7
- 3.-Nos justificó, está en Romanos 5:9
4.-Nos acercó a Dios lo dice en Efesios 2:13
Cristo se ofreció una vez y para siempre para la redención de nuestros pecados.
No debemos orar a La sangre de Cristo, ni decir que ahora la sangre de Cristo cubre y protege a personas y bienes.
En ningún libro de la Biblia encontramos que debemos pedir a la sangre o invocar la sangre para protección, esto es una doctrina de hombre.
¿Qué es la doctrina de hombre?
Es una idea o rito que se presenta como si fuera dado por Dios.
Por ejempla Frases Como:
- “Yo cubro esta casa con la sangre de Cristo”
- “La sangre de Cristo tiene poder”
- “Declaro la sangre de Cristo sobre mis hijos”
Estas expresiones son doctrinas de hombre.
Llegaron a esta conclusión, al leer la historia del pueblo de Israel, cuando Dios le dijo a Moisés
Éxodo 12:22
22 Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.
Y la sangre protegió al pueblo de Israel.
Pero, la sangre que derramo Cristo no está actuando en el presente.
La sangre hizo en el momento que él la derramo, como lo hemos visto en las meditaciones anteriores.
Oramos para que Dios alumbre nuestro entendimiento y nos de revelación en el conocimiento de Él.
A propósito, solo debemos orar al Padre, como dice en:
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.