Significa que Dios tiene el supremo control y autoridad sobre todo en el universo, sin excepción.
No hay nada que se le escape, ni nada que esté fuera de su voluntad y poder.
En cada aspecto de nuestras vidas, Dios está en completo control.
Es un tema que nos llama a adorar, a confiar y a descansar en su soberanía.
Dios es Soberano porque es el único Creador de todo lo que existe. Desde las estrellas en el cielo hasta los más pequeños detalles de nuestras vidas, todo está bajo su autoridad, como dice en:
Salmo 103:19 Jehová ha establecido en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos.
Este versículo nos muestra que el reino de Dios domina sobre todos, no solo sobre los seres humanos, sino sobre todo lo creado. Las estrellas, el mar, las montañas, los vientos… nada escapa a su control.
Dios tiene autoridad absoluta, Él manda y todo se somete a su voluntad, esto lo encontramos en:
Isaías 45:12:
Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre; yo, mis manos extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.
Dios es quien ha formado y sigue sosteniendo el universo, pero también nuestra vida, y todo lo que nos rodea, está bajo el gobierno divino.
No importa cuán caótico o incontrolable parezca el mundo, Dios está en control absoluto.
La soberanía de Dios no es algo que se limita a la creación; también abarca la historia y los eventos mundiales. A menudo, vemos situaciones que parecen fuera de control, pero debemos recordar que Dios está guiando los acontecimientos.
Ahora vamos a
Daniel 4:35 Todos los moradores de la tierra son considerados como nada; él hace según su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra; y no hay quien detenga su mano, ni le diga: ¿Qué haces?
Este versículo nos revela que ningún poder humano puede desafiar la soberanía de Dios. Los reyes, las naciones, y todo lo que sucede en la tierra, están bajo su soberanía.
El próximo lunes Dios mediante continuamos con este tema
Para finalizar estamos siendo hacedores de :
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.