Existió un hombre que era un alcohólico,
drogadicto y ladrón. durante un robo a una tienda, disparó al dependiente. Fue detenido e ingresado
en prisión acusado de asesinato. Este hombre
tuvo dos hijos antes de entrar en prisión.
30 años más tarde, un periodista fue a entrevistar a los dos hijos de este hombre convertidos ya en hombres.
Uno de ellos había seguido el camino en
la vida de su padre. Se hizo alcohólico, drogadicto
y acabó robando para poder pagar sus adicciones. Acabó también en la cárcel.
El otro se había casado y tenía una estupenda familia. Además, se había convertido
en un empresario de éxito.
El periodista le hizo la misma pregunta a ambos hijos. La pregunta fue:
¿Cómo habéis conseguido acabar así?
Lo curioso es que ambos dieron
exactamente la misma respuesta:
Con el padre que he tenido, ¿Qué esperabas?
Es decir, el que acabó siguiendo los pasos de su padre, usó su pasado para convertirse en una víctima de sus circunstancias. ¿Cómo esperabas que
acabase con el padre que he tenido?
Mientras tanto, el otro hijo, al decir
«¿Cómo esperabas que acabase con el padre que he tenido?» usó el pasado desu padre para convertirlo en algo a lo que no quería parecerse. Ante todo,
él sabía que el pasado no lo podía cambiar.
Pero sabía que el pasado no condicionaba su futuro.
Le dijo al periodista que siendo Joven le compartieron de la gracia de Dios e inicio
un relación personal con él, su Padre.
Continuo diciéndole al periodista que en su vida aparecieron nuevos hábitos:
Cada día oraba y leía la palabra de Dios, ingrese a un estudio bíblico e inicie a congregarme.
En la palabra Dios me mostro que no podía cambiar el pasado, por esto no podía juzgar ni condenara a mi padre y conocí todas las promesas para
disfrutar al ser hacedor de su palabra.
Continuó diciendo como después de tantos años está disfrutando de las promesas cumplidas
en su vida gracias al poder de Dios .
Dios tiene el poder de trasformar vidas, Jesús dijo “vine a traer vida y vida en abundancia.”
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros