Para disfrutar del pacto de Gracia es necesario llegar a vivir en el amor de Dios.
¿Cómo es este amor?
La respuesta la encontramos en:
1 Corintios 13:4-8
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser;
¡! lo maravilloso!!, es que este amor desde que llegamos a la tierra está en nuestro interior como lo dice en:
Romanos 5:5
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Oramos para llegar a vivir, siendo guiados por su amor, como dice en:
Romanos 13:8-10
8 no debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
Vamos a ver versículo a versículo
primero a
No debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros
nuestra única deuda permanente con los demás es el amor.
Es interesante notar que la palabra no está hablando de deudas financieras o materiales, sino una deuda en el alma.
El amor es algo que nunca debe ser “saldado”; siempre estamos llamados a seguir amando a los demás.
El amor es un deber constante, un compromiso inquebrantable con los demás.
Mañana Dios mediante continuamos con esta meditación
Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13: 13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor