Cuentan que Hace mucho tiempo vivía
un granjero que vendía mantequilla en
un pueblo muy pequeño. El panadero era
uno de sus clientes más fieles, pero un día
empezó a sospechar que la barra
de mantequilla pesaba menos que
la libra que estaba pagando.
Así, decidió pesarla en su negocio y
descubrió que sus temores no eran infundados.
Reunió a varios pobladores como testigos
y se encaminó a los tribunales para
demandar al granjero. Una vez allí,
el juez le preguntó al granjero si usaba una
medida para vender las libras de mantequilla.
Con una voz segura y con mucho temple
el acusado respondió que, al trabajar con
instrumentos primitivos, no tenía un mecanismo
para pesar su mercancía. Sin embargo,
sí tenía un método que usaba como escala.
Los testigos, el panadero y el juez
inclinaron el cuerpo para escuchar mejor
la defensa del granjero:
“Señor juez, mucho antes de que el
panadero empezara a comprarme mantequilla
yo le he comprado una libra de pan todos los días.
Él me lo trae temprano por la mañana,
y lo que hago es ponerlo en una balanza
y le doy la misma cantidad de mantequilla
por el peso que él me da de pan”
Todos reclinaron el cuerpo hacia atrás
y miraron de forma despectiva al panadero.
Este decidió retirar los cargos y nunca más
se quejó al respecto del peso de la mantequilla.
Esta historia nos sirve para ilustrar el siguiente mensaje que compartió Jesús en Mateo 7:1-5
1¿ No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis,
seréis juzgados, y con la medida con que medís,
os será medido.3 ¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano,
y no echas de ver la viga que
está en tu propio ojo?
4 ¿O cómo dirás a tu hermano:
Déjame sacar la paja de tu ojo,
y he aquí la viga en el ojo tuyo?
5 ¡Hipócrita! saca primero la viga
de tu propio ojo, y entonces verás
bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Jesús enfatizó que debemos ver nuestro comportamiento antes de juzgar el de los demás.
En Mateo7:12 habló sobre el trato hacia los demás
12 Así que, todas las cosas que
queráis que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos
Debemos tratar al prójimo como a nosotros nos gustarían que nos trataran, por ejemplo
¿nos gusta que nos griten?,
la respuesta es NO, Entonces no debemos
gritar a nuestro prójimo y así en las diferentes
situaciones del día – día.
Para finalizar vamos a la siguiente
promesa de Dios para tu vida Efesios 3:20
20 Y a Aquel que es poderoso para
hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos
o entendemos, según el poder
que actúa en nosotros.