Vamos a Lucas 6:35-36
35 Amad, pues, a vuestros enemigos,
y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande,
y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos
36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
Somos el pueblo de Dios y vivimos para él,
la palabra dice que de él recibimos la recompensa.
En lo que podamos debemos ayudar y hacer
el bien al prójimo sin esperar nada a cambio.
Vamos a la siguiente historia que nos
sirve para ilustrar este tema:
Cristian casi no vio a la señora, en el auto parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dio cuenta que ella necesitaba de ayuda…
Así paro su auto y se acercó. El auto de la señora
olía a tinta, de tan nuevo. La señora pensó que
pudiera ser un asaltante? El no inspiraba confianza,
parecía pobre y hambriento.
Cristian percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aquí para ayudarla madame, no se preocupe. Porque no espera en el auto que está más calentito?
A propósito, mi nombre es Cristian”
Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante incomodo. Cristian se agacho, colocó el gato mecánico y levantó el auto.
Luego ya estaba cambiando la llanta. Pero quedo un poco sucio y con una herida en una de las manos…
Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que solo estaba de paso por allí y que no sabía cómo agradecer por la preciosa ayuda. Cristian apenas sonrió mientras se levantaba.
Ella preguntó cuánto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si Cristian no hubiese parado para socorrerla.
Cristian no pensaba en dinero y le dijo “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a alguien que precise de ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella precise “
Algunos kilómetros después la señora se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa
La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero la misma no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud.
La señora quedó curiosa en saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño.
Después que termino su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiro…
Cuando la camarera volvió quiso saber donde la señora pudo haber ido, cuando noto algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 5 billetes de 100 euros.
Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
Tú no me debes nada. Alguien me ayudo hoy y de la misma forma te estoy ayudando.
Aquella noche, cuando fue a casa, cansada se acostó en la cama, su marido ya estaba durmiendo y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito…
Como puede esa señora saber cuánto ella y el marido precisaban de aquel dinero? Con el bebe que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil.
Quedo pensando en la bendición que había recibido, y dio una gran sonrisa…
Agradeció a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dio un beso suave y susurró:
-Todo estará bien; te amo… Cristian!
Familia de la fe Dios no miente y su palabra se cumple así que debemos ayudar sin esperar nada a cambio porque nuestra recompensa viene de Dios.
Por favor déjanos tus comentarios sobre este mensaje y ¿que temas quieres que tratemos en este espacio?
Para finalizar vamos a 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él,
que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho