¿CONOCES LAS PROMESAS DE PROVERBIOS 1:33? (II Parte)

Recordemos que dice el versículo

Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal. 

Ayer vivimos la primera parte del versículo.

Ahora vamos a continuar con:

 “…habitará confiadamente y vivirá tranquilo …”.

Aquí se nos presenta una promesa maravillosa: aquellos que escuchan a Dios, es decir que son hacedores de su palabra, habitarán con confianza.

Esta confianza no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Él. Cuando caminamos por fe siendo hacedores de su palabra, podemos estar seguros de que estamos en el camino correcto, incluso si el mundo a nuestro alrededor parece incierto.

El rey David dijo en el

Salmo 23:4

 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo.

Esta promesa de protección divina, nos permite vivir con una confianza inquebrantable, sabiendo que, sin importar lo que enfrentemos, Dios está en nuestro interior.

 En lugar de poner nuestra confianza en las cosas temporales, debemos centrar nuestra confianza en Dios.

 La verdadera seguridad viene de saber que Él tiene el control de nuestras vidas, y que ninguna circunstancia puede separarnos de Su amor como lo dice Romanos 8:38-39.

Nos promete no solo seguridad, sino también tranquilidad,

Veamos la definición de tranquilidad

La tranquilidad es el estado de calma, serenidad o paz, que experimenta una persona.

La tranquilidad es sinónimo de bienestar, calma, es una cualidad del ser humano que actuar con paciencia, prudencia, sin alterarse, tomándose el tiempo necesario para realizar todas sus cosas sin preocupación o precipitación alguna.

Lo anterior es posible gracias al fruto del Espíritu en nosotros, por ejemplo, la paz y la paciencia, es decir que no emana de nosotros, sino que son producto de la relación personal con Dios. 

Deja abajo en los comentarios que temas deseas que tratemos en este espacio.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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