Ayer iniciamos a compartir sobre
Proverbios 24:30-34,
Apropósito del tema, Surgen preguntas
¿Hay áreas de la vida que hemos descuidado?
¿Espacios que, por no haber sido atendidos, se han llenado de desorden y dificultades?
Vamos a continuar en Los versículos 33 y 34 dice
“Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado”.
Aquí, la pereza se muestra en pequeñas decisiones: “un poco de sueño”,
“otro poco para dormir”,
“un poco más de descanso”.
No parece gran cosa, pero con el tiempo, esos pequeños descuidos se acumulan y nos llevan a la necesidad y la pobreza, no solo en lo material, sino también en el alma.
La pereza y la falta de acción no son algo inocente. la negligencia en nuestra relación personal con Dios nos lleva a la pobreza.
La necesidad y la pobreza vienen “como caminante”, es decir, de forma sigilosa y gradual, pero inevitable.
¿Hay áreas que has descuidado?
¿La pereza gobierna la vida?
Si identificas áreas que necesitan atención, no las dejes para mañana.
La sabiduría está en actuar hoy.
La oración, leer la palabra, el trabajo diligente, son hábitos que debemos cultivar constantemente.
A veces, el problema no es un gran error, sino las pequeñas decisiones diarias.
Un poco más de sueño, un poco más de descanso, un poco más de indiferencia… Estas pequeñas cosas pueden acumularse y llevarnos por el camino de la pereza y la ruina. Seamos fieles en las pequeñas cosas.
La vida no se construye en un día.
Las pequeñas decisiones diarias, los pequeños descuidos, tienen un impacto enorme.
Estos versículos nos exhortan a ser diligentes, a trabajar con sabiduría y a no dejar que la pereza destruya lo que Dios nos ha dado.
Oramos para que nuestras vidas no lleguen a ser como ese campo lleno de espinos, sino que sean tierras fértiles, cultivadas con sabiduría, esfuerzo y dedicación.
Para finalizar Debemos animarnos unos a otros, para ser hacedores de lo que dice en:
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.