Las dificultades y adversidades que vemos pueden hacernos dudar de la fidelidad de Dios, especialmente cuando estas son prolongadas.
Sin embargo, la realidad es que el poder y la fidelidad de Dios no dependen de lo que podemos ver.
Él es fiel a Sus promesas, y lo que ha dicho, Él lo cumplirá, como dice en;
— Números 23:19
Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta; ¿lo dijo él, y no lo hará? ¿Habló, y no lo ejecutará?”
Cuando nuestra confianza está en lo que vemos, podemos llegar a cuestionar la bondad de Dios. Pero cuando confiamos en Su palabra, entendemos que Él tiene el control absoluto y que Su fidelidad es inquebrantable.
Cuando dejamos de poner nuestra confianza en lo que vemos y comenzamos a vivir por fe, experimentamos una paz que trasciende las circunstancias.
Esta paz no depende de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, sino de nuestra confianza en Dios que vive en nosotros
Aunque nuestras circunstancias sean difíciles o inciertas, podemos estar tranquilos, como dice en:
Isaías 26:3
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Las promesas de Dios son eternas y fieles. No importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor, podemos confiar en que Él tiene el control y que Su palabra es más poderosa que cualquier circunstancia.
En lugar de vivir por lo que vemos, somos llamados a vivir por fe. A confiar en las promesas de Dios y a descansar en Su paz, que nos cubre incluso en los momentos de incertidumbre.
La respuesta a la pregunta de esta meditación de acuerdo a la palabra de Dios es: todo lo que vemos es pasajero e incierto.
Nuestra confianza debe estar en Jesucristo el Señor, quien es fiel para cumplir todo lo que ha prometido.
Para finalizar Debemos animarnos unos a otros, para ser hacedores de lo que dice en:
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.