LA CABEZA DEL CUERPO ES CRISTO

Y cada uno de nosotros hacemos parte del cuerpo, con el propósito de colaborar para crecer en el conocimiento de Cristo, como lo dice en:

Efesios 4:15-16

Sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor

El versículo 15 dice que debemos “seguir la verdad en amor”. Esto nos muestra que La verdad no es teoría, sino Jesucristo el Señor, Esto lo dice en Juan 14:6.

Esto implica que nuestras acciones y palabras deben estar guiadas por el amor de Cristo.

El objetivo de todo el que pertenece al cuerpo de Cristo es

“Crecer en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.

 Nuestro crecimiento espiritual no debe ser hacia un conocimiento abstracto o teorías, sino hacia Cristo. La meta es llegar a ser más como Él en nuestro carácter, en nuestras actitudes, en nuestras acciones y en nuestra relación con los demás.

Este crecimiento no ocurre de manera automática; sino que es poco a poco, la palabra dice que nos va trasformando de gloria en gloria a su misma imagen
En el versículo 16, Pablo usa La imagen de un cuerpo bien concertado y unido por todas sus coyunturas, es decir, cada parte del cuerpo está interconectada y trabaja en armonía con las demás.

Cada miembro tiene una función y aporta para el crecimiento y la edificación del cuerpo.

Somos parte del cuerpo de Cristo, No podemos crecer como individuos, sin considerar a los demás miembros del cuerpo, por esto la palabra dice “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe”

Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la edificación del cuerpo de Cristo, y eso solo puede suceder cuando trabajamos con amor y humildad.

Finalmente, el versículo 16 nos dice que el crecimiento del cuerpo de Cristo se lleva a cabo “en amor”.

El amor es el principio que debe gobernar todas nuestras relaciones en la vida.

Cuando crecemos en amor, nuestra vida se convierte en un testimonio de la gracia de Dios, y el cuerpo de Cristo se edifica de manera sólida y fuerte.

Como creyentes, necesitamos ser firmes en la verdad, pero también debemos ser compasivos y amorosos en la forma en que la comunicamos y la vivimos.

No basta con saber la verdad; debemos vivirla de manera que refleje el amor de Cristo.


La vida cristiana no es un camino solitario. Estamos llamados a crecer juntos en Cristo, apoyándonos unos a otros en el proceso, sin abusar de los demás y menos manipular la palabra.

Como congregación, debemos trabajar en unidad. Cada uno de nosotros tiene un papel  que desempeñar, pero todos somos necesarios para el crecimiento del cuerpo.

 No debemos aislarnos, ni competir entre nosotros, sino colaborar y apoyarnos para que el cuerpo crezca y se fortalezca.

Para finalizar vamos a

Mateo 6:6

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

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