LA DISCIPLINA

La palabra “disciplina” muchas veces se percibe como un castigo.

Sin embargo, cuando viene de Dios, la disciplina es una expresión profunda de Su amor y cuidado por nosotros.

 Dios no nos disciplina para destruirnos, sino para formarnos, corregirnos y hacernos partícipes de Su santidad.

La disciplina es parte del proceso en la formación espiritual, vamos a 

Hebreos 12:11

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. 

La corrección nunca es placentera en el momento. Puede doler, incomodar y confrontar. Pero Dios no se enfoca en lo momentáneo, sino en el resultado final.

La disciplina nos enseña obediencia, dependencia de Dios y nos hace madurar en la vida espiritual.

También Nos ayuda a abandonar los hábitos que nos destruyen, a reconocer nuestros errores y a vivir conforme a la palabra de Dios.

La disciplina es buena, porque el propósito es participar de la santidad.

Para finalizar vamos a

Mateo 6:6

Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

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