Continuando con el tema de la importancia de
tener en cuenta la instrucción de Dios,
encontramos en Proverbios 10:17
Camino a la vida es guardar la instrucción;
Pero quien desecha la reprensión, yerra.
Este versículo dice “guardar la instrucción”, es decir, tener en cuenta la palabra y aplicarla nos encaminará
a disfrutar la vida plena, vivir en victoria sobre
los deseos engañosos.
En el pasado no teníamos la relación personal con Dios, por lo que al tomar decisiones
no teníamos en cuenta la palabra. Sin embargo,
ahora tenemos claro que Dios nos ha llamado
y poco a poco avanzamos para disfrutar “de la vida”,
y se irá manifestando el fruto del Espíritu por ejemplo el amor, la paz, el gozo, la paciencia,
la bondad, la mansedumbre en nuestra alma.
Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Avanzar cada día, por ejemplo,
al tener paciencia podemos vivir más tranquilos,
ya que la impaciencia y el desespero no nos
permite vivir en paz, esto lo advierte en
Proverbios 1:29-32
Por cuanto aborrecieron la sabiduría,
Y no escogieron el temor de Jehová,
30 Ni quisieron mi consejo,
Y menospreciaron toda reprensión mía,
31 Comerán del fruto de su camino,
Y serán hastiados de sus propios consejos.
32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,
Y la prosperidad de los necios los echará a perder;
Estos versículos dicen que la persona deja
a un lado la instrucción de Dios, también menosprecia la represión y toma las decisiones de manera natural, siendo afectado por los deseos.
Al continuar, Proverbios 1:33 nos dice cuál será el resultado si tenemos en cuenta la instrucción de Dios
33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente
Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.
Pedimos a Dios que alumbre nuestro entendimiento para oír y aplicar su palabra para disfrutar de la vida
en abundancia que solo brinda Jesucristo el Señor
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros