Es un estado emocional que encontramos en
Gálatas 5:26, se refiere a la persona que tiene un temperamento explosivo y se molesta o enoja fácilmente. Como resultado, las cosas pequeñas pueden conducir a reacciones hostiles
(por ejemplo, gritarle a la familia o a los amigos).
La irritabilidad genera dificultad para
tener unas relaciones interpersonales sanas,
iniciando en la familia.
En el libro de los proverbios nos alerta
para revisar con quienes nos estamos relacionando, vamos a Proverbios 22:24-25
No te entremetas con el iracundo,
Ni te acompañes con el hombre de enojos,
No sea que aprendas sus maneras,
Y tomes lazo para tu alma.
Como dice el refrán “el que anda entre la miel algo
se le pega”, no debemos confiarnos en nuestra propia prudencia, sino tener en cuenta
la dirección de este versículo.
Al continuar en la palabra dice
sobre la irritabilidad, en Efesios 4:31
31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
Dios nos llamo a conocer la verdad, su presencia esta en nosotros y la continua relación personal con Dios generará el fruto del Espíritu por ejemplo, el amor, la paciencia y la paz no permiten que se
manifieste el enojo o la ira.
Oramos para ver claramente que este estado emocional no es el camino y necesitamos de Dios para salir o no caer en él. La palabra dice
“El que está en Cristo nueva criatura es”, es posible para mantener un estado emocional manifestando el fruto del Espíritu porque “la palabra actúa en los creyentes.”
Para finalizar vamos a: 1 Juan 5:14-15
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho