Había un hombre que tenía cuatro hijos.
Como parte de su educación, él quería que ellos pudieran ver que todo cambia y pasa, pero el
Dios Vivo siempre es el mismo como dice el
rey David en Salmos 102:25-27
Desde el principio tú fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;
Como un vestido los mudarás, y serán mudados;
Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.
Entonces los envió a cada uno, por turnos,
a ver un árbol de peras que estaba a
gran distancia de su casa.
En su país había estaciones, así que el
primer hijo fue en invierno; el segundo en primavera;
el tercero en verano y el cuarto en otoño.
Cuando todos habían ido y regresado,
el padre los llamó y les pidió que describieran lo que habían visto. El primer hijo dijo que el árbol era horrible, giboso y retorcido, parecía seco y sin vida.
El segundo dijo que no, que el árbol estaba cubierto de brotes verdes y lleno de retoños que prometían flores.
El tercer hijo no estuvo de acuerdo: él dijo que estaba cargado de flores, que emanaba un aroma muy dulce y se veía hermoso; era el árbol más lleno de gracia que jamás había visto.
El último de los hijos tampoco estuvo de acuerdo con ninguno de ellos. Dijo que el árbol estaba cargado de peras maduras, lleno de savia y bienestar. Como los pájaros acudían al peral para comer de los frutos que se estaban marchitando, todo a su alrededor se llenaba de un exquisito aroma.
Entonces el padre les explicó a sus hijos que todos tenían la razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.
Les demostro que todo cambia y todo lo que se ve pasa, por esta razón debían de colocar su confianza solo en la palabra de Dios, la cual no cambia y permanece para siempre como dice en Isaías 40:8
8 Sécase la hierba, marchítase la flor;
mas la palabra del Dios nuestro
permanece para siempre.
Dios es el mismo de generación en generación.
Malaquías 3:6
6 Porque yo el Señor no cambio;
Así como apartaban tiempo para crecer en su ocupación o profesión, era muy importante apartar tiempo cada día para la relación personal con Dios para vivir seguros y confiados en su palabra que no cambia, permanece para siempre y se cumple.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para tu vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros