LA PROMESA DE SANIDAD

Hoy vamos a compartir la verdad de que Cristo se llevó nuestras enfermedades Y por su llaga hemos sido curados. encontrando consuelo y esperanza,

En Isaías 53:4, leemos: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores”.

Estas palabras nos recuerdan que Jesucristo no solo cargó con nuestros pecados, sino que también se llevó nuestras enfermedades, ofreciendo una esperanza transformadora para aquellos que enfrentan aflicciones físicas, emocionales y espirituales.

En el ministerio terrenal de Jesús, vemos una manifestación tangible de Su compasión redentora. Sanó a los enfermos, devolvió la vista a los ciegos y restauró la salud a aquellos afligidos por diversas dolencias.

Su compasión no solo se limitó a palabras reconfortantes, sino que se manifestó en acciones poderosas que anticipaban la obra redentora de la cruz.

Isaías, en su profecía, nos ofrece un vistazo anticipado de la obra de Cristo. Las palabras “ciertamente llevó él nuestras enfermedades”

no solo es un consuelo en medio del sufrimiento, sino una afirmación del poder transformador del sacrificio de Jesús, es decir que el milagro de sanidad sucede.

La obra redentora de Cristo no solo se centra en la liberación del pecado, sino que también abarca la sanidad integral. Jesús no solo desea liberarnos del peso de la culpa, sino también restaurar nuestra salud física y emocional.

La cruz es el epicentro de la redención completa que ofrece Cristo a cada uno de nosotros.

La promesa de que Cristo llevó nuestras enfermedades no es solo un recordatorio de un acto pasado, sino una realidad presente que podemos experimentar hoy.

Vivir en la plenitud de la sanidad redentora implica confiar en la obra completa de Cristo, buscar Su voluntad en oración y caminar en la obediencia a Su Palabra.

Oramos para que esta palabra sea realidad en nuestros cuerpos y experimentar el milagro de la sanidad, sin importar cual sea la dolencia.

Para finalizar, debemos tener presente lo que dice en

1corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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