LA RESPONSABILIDAD FAMILIAR

La Palabra de Dios es el camino, el cual no cambia, es decir que es el mismo en las diferentes
generaciones y se cumple.

Por ejemplo, lo que dice en
 1 Timoteo 5:8
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

Este versículo destaca la responsabilidad primordial que tenemos hacia nuestra familia.

La provisión no se limita únicamente a las necesidades materiales, sino que también abarca el cuidado emocional y espiritual.

Dios nos llama a ser proveedores diligentes, recordándonos que la negligencia en este aspecto es considerada como una negación de la fe.

La responsabilidad de proveer para nuestra familia para suplir las diferentes necesidades.

Esto implica trabajar con diligencia, administrar sabiamente los recursos y ser conscientes de las necesidades de la familia.

De esta forma, demostramos nuestro compromiso con el bienestar de aquellos a quienes amamos.

 La provisión no se limita a lo material, sino que también incluye el cuidado emocional.

 La presencia constante, la comprensión y el apoyo en momentos difíciles son esenciales. Dios nos llama a ser pilares de fortaleza y amor en nuestra familia, brindando consuelo y aliento en todo momento por medio de la palabra.

Al asumir esta responsabilidad con diligencia, demostramos nuestro amor por aquellos que Dios nos ha confiado.

Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en

1 de Corintios 13:13

“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor.  Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”

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