¡No me pude controlar!
No quería gritarlo(a)
Discúlpeme, pero no era mi intención.
Controlar nuestras emociones e impulsos es difícil
en lo natural, ya que hay muchas situaciones
y motivos que pueden superarnos si confiamos
en nuestra capacidad solamente.
Sin embargo, Dios nos llamó y al tener una fuerte relación con Él se manifiesta el fruto de espíritu,
lo cual nos trae diferentes beneficios.
Por ejemplo, la templanza, la cual consiste
en actuar o hablar de forma cautelosa y justa,
con sobriedad, con moderación o continencia
para evitar daños, dificultades e inconvenientes.
permite al individuo controlar las pasiones,
vicios e impulsos frente a las seducciones
de los deseos, placeres o instintos.
El fruto de la templanza nos permite tener
dominio y control sobre los actos, logrando
mantener el equilibrio a través del disfrute de las cosas buenas, sin caer en el exceso, ya que se puede transformar en un daño. Por ejemplo:
el alcohol, la comida o el sexo, que pueden ser peligrosos si se deja a un lado la templanza.
En Gálatas 5:23 nos dice que la templanza es un fruto del Espíritu, es un resultado de nuestra relación personal con Dios de cada día, orar y leer su palabra, no emana de nuestra capacidad natural.
Con el poder de Dios podemos controlar las
emociones y pasiones porque la palabra dice
que él nos dio espíritu de poder amor y dominio propio.
Para finalizar recordemos lo que dice en
Mateo 6:33
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.