La tentación es la instigación que induce el deseo de algo. Puede tratarse de una persona, una cosa,
una circunstancia u otro tipo de estímulo y al hacerlo genera dificultades, problemas en el momento
o con el tiempo.
La tentación siempre estará presente,
pero no caemos en ella por razones externas,
si no por cómo estamos en el interior.
Por ejemplo la tentación del alcohol,
no puedo ir a la fiesta o evento porque no puedo resistir la tentación de consumir licor, se piensa que el problema está afuera y la persona se queda en casa pero va y compra licor e igual consume.
En el libro de Santiago nos dice lo que sucede en nuestro interior, vamos a Santiago 1:14-15
14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
El versículo 14 identifica “su propia concupiscencia”, la concupiscencia son las obras de la carne que encontramos en Gálatas 5:19-21.
Esta muerte se refiere a no disfrutar del reino de Dios aquí en la tierra, porque aparecen los problemas en la salud, económicos, en el trabajo en la familia.
Jesús dijo conoceréis la verdad y la verdad os hará libres, es decir, que no hay que caer en el error de decir que los entornos son los que hace caer en la tentación, esta es en el interior de cada uno.
Necesitamos de la relación personal con Dios para que alumbre nuestro entendimiento con su palabra generando el fruto del Espíritu y sean estos quienes inunden nuestra voluntad.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros