En el libro de Santiago se aborda este tema, vamos a;
Santiago 4:1-3
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?
¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
Santiago comienza preguntando sobre el origen de los conflictos.
La respuesta es contundente: provienen de nuestras pasiones y deseos internos que luchan dentro de nosotros, es decir las obras de la carne que están identificadas en gálatas 5:19-21
Los pleitos no son causados por factores externos, sino por las obras de la carne que están en el interior de cada uno, por ejemplo: celos, la envidia, la avaricia, la codicia, etc
Estos versículos nos exhortan para revisar nuestras propias vidas y a identificar esas obras de la carne, que causan conflictos con los demás.
En el segundo versículo, Santiago expone la frustración y la insatisfacción que surgen de estos deseos egoístas y dice:
“Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar.”
La codicia y la envidia nos llevan a conflictos y luchas, pero no nos satisfacen, Siempre queremos más y nunca estamos satisfechos.
Santiago menciona incluso la violencia (matar) como resultado de estos deseos, las obras de la carne pueden llevar a actos extremos y destructivos.
Finalmente, Santiago aborda la razón por la cual no recibimos lo que deseamos:
la falta de oración y la oración con motivaciones incorrectas.
Dice: “no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.”
La falta de comunicación con Dios es una de las razones por las cuales no recibimos lo que necesitamos.
Santiago nos anima a presentar nuestras necesidades y deseos ante Dios en oración.
Pero también dice
“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”
Incluso cuando oramos, nuestras peticiones pueden ser egoístas y centradas en nuestros propios placeres.
En Santiago 4:1-3 nos exhorta para mirar nuestro interior, Nos llama a una vida de oración sincera y a buscar la satisfacción en la voluntad de Dios.
Al hacer esto, podemos vivir en paz con los demás, dejando de lado los conflictos y peleas que surgen de los deseos engañosos.
Oramos por la sabiduría de Dios para vivir en armonía, reflejando Su amor en nuestras relaciones diarias.
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Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor