LAS OFENSAS Y CONTIENDAS

Proverbios 18:19
El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.

Este versículo aborda una relación rota, el peso
de una ofensa no resuelta y cómo estas pueden convertirse en barreras difíciles de superar. 

El versículo nos dice que una persona ofendida
puede tener una firmeza similar a la de una ciudad fortificada. Esto significa que, cuando alguien
se siente lastimado, tiende a ser muy difícil
de abordar para solucionar el conflicto 

Una ciudad fuerte es protegida, tiene muros sólidos y defensas que impiden el acceso a sus enemigos. Así también, una persona ofendida puede construir barreras emocionales para proteger
su corazón de futuras heridas.

El enojo o el dolor que una herida emocional produce hacen que una persona se afirme aún más en sus deseos engañosos. Se puede volver resistente a la reconciliación, construyendo “murallas”
que impiden el diálogo y el entendimiento.

surge una pregunta ¿las ofensas se convierten en barreras impenetrables?

En el contexto del versículo, las contiendas
y peleas entre hermanos son comparadas
con cerrojos en un alcázar. 

Un alcázar es una fortaleza con puertas bien cerradas que ofrecen seguridad, pero también impenetrabilidad.

Los cerrojos actúan como barreras que cierran el acceso. Así, las peleas y contiendas no solo generan separación, sino que convierten a las personas en inaccesibles para la comunicación y la restauración.

Las disputas, crean un aislamiento emocional profundo entre familiares, amigos o hermanos en la fe. 

Es fundamental reconocer que el orgullo y la falta de perdón tienden a crear estos “cerrojos” en nuestras relaciones, el camino es lo opuesto ,es decir  la humildad, perdonar y pedir perdón.

Este versículo no solo nos advierte sobre los peligros de una ofensa y contienda no resueltas, sino que también nos invita a la acción. Dios nos llama a vivir en paz y en reconciliación con nuestros hermanos.

Dios nos ofrece la clave para derribar estas barreras:
el poder del perdón y la disposición
a restaurar relaciones.

Preguntémonos
1. ¿Hay algún “cerrojo” en mi corazón que impide la reconciliación con alguien?

Oramos para que Dios restaure las relaciones rotas por medio de su amor y bondad.

Para finalizar Debemos animarnos unos a otros,
para ser hacedores de lo que dice en
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

 

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