Esta generación está marcada por divisiones y conflictos. En un mundo dividido, el cuerpo de Cristo debe ser ejemplo de unidad y amor, como lo dice en:
1 Pedro 3:8
8 finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
El versículo 8 dice:
“Sed todos de un mismo sentir”
El apóstol Pablo nos insta a estar unidos en propósito y en mente.
No se trata simplemente de coincidir en opiniones, sino de tener una mente transformada por la palabra de Dios, para actuar de acuerdo a los principios del Reino de Dios, por ejemplo
amor, misericordia, justicia y verdad.
Oramos para llegar a la unidad de la fe.
El versículo 8 finaliza diciendo que debemos ser: “Compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”
Este versículo hace énfasis en la importancia del amor fraternal en el cuerpo de Cristo.
Por ejemplo: La compasión, el amor, la misericordia son pilares sobre los cuales debe edificarse nuestra relación unos con otros.
Es fácil amar a aquellos que son afines a nosotros, pero Jesús nos llama a amar incluso a nuestros enemigos.
En un mundo lleno de divisiones y conflictos, el cuerpo de Cristo debe de ser un testimonio vivo de unidad y amor.
Oramos para que en el crecimiento de la congregación este presente la unidad y el amarnos unos a otros, con un amor fraternal
. Que nuestras vidas reflejen el amor y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, para que seamos luz en medio de la oscuridad, mostrando al mundo el poder transformador de la gracia de Dios.
Para finalizar debemos tener en cuenta lo que dice en
1 de Corintios 13:13
“Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor. Estos tres, pero el mayor de ellos es el Amor”