En la biblia encontramos dos pactos,
vamos a Juan 1:17
17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada,
pero la gracia y la verdad vinieron
por medio de Jesucristo
Un primer pacto dado por medio de Moisés al
pueblo de Israel al pasar el desierto.
y un segundo pacto llamado La Gracia que vino por medio de Jesucristo para todos los escogidos de Dios.
Avanzando en los libros de la biblia llegamos a Gálatas 4 que nos habla de estos dos pactos,
vamos a Gálatas 4:22-24
22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos;
uno de la esclava, el otro de la libre.
23 Pero el de la esclava nació según la carne;
mas el de la libre, por la promesa.
24 Lo cual es una alegoría,
pues estas mujeres son los dos pactos;
Una alegoría es una figura literaria utilizada para simbolizar una idea abstracta a partir de recursos que permitan representarla, ya sea apelando a individuos, animales u objetos.
La palabra revela que Sara y Agar son el símbolo
que representan los dos pactos;
el pacto de la ley y el pacto de la Gracia.
Gálatas 4:24-25 dice
El uno proviene del monte Sinaí,
el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y
corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
Agar simboliza el pacto de la ley que Dios dio
por medio de Moisés solamente al pueblo de Israel.
Sara tuvo el hijo por la promesa, por el poder de Dios y lo identifica como el pacto de Gracia, vamos a:
Gálatas 4:26
26 Mas la Jerusalén de arriba,
la cual es madre de todos nosotros, es libre.
Y al continuar en gálatas 4:28
8 Así que, hermanos, nosotros,
como Isaac, somos hijos de la promesa.
Nosotros no pertenecemos al pueblo de Israel,
somos hijos de la promesa,
pertenecemos al pacto de Gracia.
Jesús dijo “conoceréis la verdad y la verdad os
hará libres ” a medida que el evangelio
es claro en nuestro entendimiento
disfrutamos de la libertad del pacto de Gracia.
Para finalizar vamos a la siguiente promesa
de Dios para nuestra vida en Efesios 3:20
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros