La palabra en hebreos 8:6 dice que el pacto de Gracia está establecido sobre mejores promesas, pero en ocasiones las olvidamos, por diferentes circunstancias, pero bendecidos olvidar o no tener presenta las promesas de Dios en el día día, no es el camino.
El camino es tener presente las promesas de Dios, sin importar las diferentes situaciones difíciles o la adversidad, un ejemplo es el rey David, el cual se sostenía en la promesa de Dios, esto lo encontramos en:
Salmo 119:49-50
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has hecho esperar.
Ella es mi consuelo en mi aflicción,
Porque tu dicho me ha vivificado.
En estos versículos, el salmista clama en medio de la aflicción, aferrándose a algo firme y eterno: la promesa dada por Dios.
El versículo inicia
“Acuérdate de la palabra dada a tu siervo”
Es una oración de confianza con Dios, sobre la promesa dada al rey David
El salmista ha recibido una palabra, es decir una promesa y la guarda en su corazón como un ancla.
Oramos para estar firmes en las promesas de Dios, para decir como lo hizo el rey David,
Salmos 130:5
5 esperé yo a Jehová, esperó mi alma;
En su palabra he esperado.
El rey David No espera en circunstancias favorables, sino en lo que Dios le ha dicho, es decir, en su palabra.
Nuestra esperanza no es un deseo sin fundamento, sino una expectativa firme basada en la palabra de Dios, en sus promesas.
El rey David continúa diciendo:
“Ella es mi consuelo en mi aflicción”
El consuelo del salmista no viene de que todo esté bien, sino que la Palabra lo sostiene aun cuando esté presente la adversidad
La Aflicción es parte de la vida, Pero hay consuelo, cuando tenemos como ancla la Palabra de Dios.
El rey David finaliza el versículo diciendo: “Porque tu dicho me ha vivificado”
El salmista no solo fue consolado: fue vivificado, revivido, fortalecido por dentro.
La Palabra de Dios no es letra muerta, sino viva y eficaz, como lo dice en hebreos 4:12
En su dolor, el salmista encontró nueva vida, no solo alivio temporal.
Cuando estemos en incertidumbre y agobiados, no busquemos solo palabras bonitas.
Debemos ir a la Palabra de Dios. Ella nos alienta y da vida.
La Palabra de Dios no cambia, no falla, no miente. Es el consuelo del alma afligida y la esperanza del corazón que espera.
Cuando todo se mueve, hay algo que permanece firme: las promesas de Dios.
La palabra Es lo único que puede darnos esperanza, consuelo y fuerza real en medio de las crisis y la adversidad
Familia de la fe Dios no miente y su palabra se cumple, oramos para permanecer firmes en las promesas de Dios, porque el milagro sucederá.
Debemos animarnos unos a otros a perseverar en la relación personal con Dios como dice en
Mateo 6:6
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.